lunes, 28 de diciembre de 2015

Hace frío!!!!!!!!!!!

Es lo primero que decimos cuando salimos a la calle estos días a primera hora. Nos enfundamos en abrigos, gorros, bufadas y guantes (ni que decir como "enguatamos" a nuestros niños). Nuestro cuerpempieza a tiritar si no va abrigado, nuestra cabeza pierde calor y necesitamos mantenerla calentita (¡sin hablar de cómo se nos pone el cabello en invierno!), la bufanda, para proteger nuestra garganta y nuestra boca, ya que como decían nuestras madres, el frío entra por la boca (jejeje), y además nuestros labios se agrietan y queman, y las manos, puff... las manos! hasta sabañones me salen.

Yo pensaba que la piel sufría más en verano, pero no es así. En invierno, las bajas temperaturas, los cambios bruscos de frío y calor al salir a la calle, las calefacciones, las menos horas de sol y el viento frío afectan a la piel aún más que en la época estival.


La circulación sanguínea se resiente porque con el frío, las venitas de debajo de nuestra piel se contraen. Esto lo hace porque nuestro organismo, sabio, quiere mantener el calor en nuestro interior. A más vasoconstricción, menor circulación de nutrientes y oxígeno en nuestra piel, haciendo que nuestra capa más externa, la epidermis, se quede desprotegida, ante el viento frío, los rayos UV, la contaminación, polución y bacterias que pululan costantemente (de ahí relacionamos los brotes de acné para las pieles propensas a ello) y la falta de humedad en los ambientes con calefacción.  Por esto último, la piel pierde también agua y se deshidrata, y ya sabemos porqunecesita la piel está hidratada: para su correcto funcionamiento y poder protegerse (recordar, sin agua no hay vida). Además, se vuelve áspera, escamada y opaca porque perdemos luminosidad. 


Pero, ¡no todo es tan tremendista! Con un par de consejillosveréis como no resentís tanto estos malos efectos del invierno:

En nieve siempre el máximo FPS
  • Protección solar. Aunque haya menos horas de sol, los rayos UV siguen siendo dañinos y como además, estamos como los lagartos buscando el calor del sol, podemos estar más tiempo expuestos y así, perjudicar nuestra piel de un beneficio solar sin filtro. Además, si estamos en zona de nieve, los rayos solares se reflectan hasta un 80% en ella.
  • Limpieza. En invierno acumulamos más células muertas, por lo tanto las exfoliaciones van ayudar a eliminarlas y que la piel se regenere más rápida, volviéndola más luminosa y suave.
  • Hidratar, hidratar, hidratar. Labios (ojo con los labiales de larga duración porque resecan) rostro, manos, escote...aquellas zonas más expuestas, repetir la aplicación incluso si estás en el trabajo y te has hidratado antes de salir. Por supuesto de nuevo por la noche, e incluso darle un "extra de hidratación", bien con extramolientes en cuerpo y manos (yo no puedo vivir sin mi extramoliente de cera de abejas y glicerina de Mary Kay, que es medicina en la piel), y si es en el cutis, con mascarillas que sellen la humedad, o hidratantes "plus" a la tuya (si eres de piel grasa, con una libre de aceites, te sentirás cómoda).
Mi Santo y yo en Central Park
¡Que frío!
  • Cubrir la piel con prendas de abrigo. Las que estén en contacto directamente con tu piel, mejor de algodón para que pueda traspirar. ¡Tirar de esos gorros, bufandas y guantes tan bonitos! Y como las manos sufren tanto, (al menos las mías como antes os dije), un truco es aplicar una crema de mano protectora y humectante antes de poneros los guantes. Así ayudaremos a sellar esa humedad y prologar el beneficio de la crema en la piel.
  • Proteger la piel desde dentro. ¡Principalmente bebiendo mucha agua! y luego con una dieta sana justo en esta época del año que más nos cuesta, con alimentos ricos en vitamina A, espinacas, zanahorias,...y por supuesto muchísima vitamina C (naranjas, kiwis,..)  que va a fortalecer la barrera protectora de nuestra piel nuestro sistema inmunológico.
Y por supuesto dormir 8 horas y mantener la mente libre de pensamientos heladores que nos palarizan y no nos dejan avanzar...al menos así intento andar yo.


¡Feliz invierno!

lunes, 16 de noviembre de 2015

La belleza de lo bueno



     No sé si os habéis fijado alguna vez, que las personas que consideramos buenas las vemos hermosas, y las malas, feas. Quizás en las películas y sobre todo en las antiguas, lo vemos más claro. Me acuerdo de un clásico:" El bueno, el feo y el malo", un western con muchos años, el cual, mi hermano siempre decía que el malo era mucho más feo que el feo, y el bueno, guapetón, claro está.

     Creo que la bondad, la nobleza de corazón, la honestidad, la veracidad, lo amable y agradable, incluso en las personas menos agraciadas, con el trato continuado y sin querer, van poniéndose de manifiesto en su aspecto físico, y empezamos a verlas más bonitas y bellas. De igual manera las personas "menos buenas"(no creo que haya personas realmente malas, sino que las circunstancias que han tenido en todos los aspectos de su vida, las han hecho ser así), aunque sean bellas exteriormente, al ir conociéndolas, empezamos apreciar en ellas, una mirada fría, rasgos duros... y empezamos a verlas con otros ojos. Como bien decía el zorro al Principito "lo esencial es invisible a los ojos".

     En mi ciudad, veo pasar a las hermanas de la Cruz, con esos hábitos de bayeta pardas, rudos, con alpargatas negras y tocas blancas, el atuendo menos favorecedor que existe, sin un ápice de ningún rubor en sus mejillas, pero llevando los rostros más bellos del mundo. Rostros llenos de entrega a los demás, sin esperar nada a cambio, a desgastar sus vidas por los que más necesitan, por amor a Dios y por amor a los demás...despegadas de todo lo material, sabiéndose poseedoras de lo más importante de esta vida...el cielo. Esos rostros reflejan la mayor belleza del mundo, la belleza que da la paz interior.

     Y de todo esto hablo hoy, porque no he podido con todo lo que está ocurriendo estos días, dejar de escribir de lo que estoy sintiendo, dolor y tristeza, y que creo, que cada hombre y mujer de buena voluntad, siente..... Y es que hoy, aún con más fuerza creo que la belleza exterior refleja la interior.

     Creo firmemente que todos llevamos inscritos en nuestros corazones, tengan o no se tenga el don de la fe, una ley natural, donde nos hace ver lo que es bueno, lo que es malo, lo que es bello lo que es horrible.

     ¡Porque la vida es BELLA! Porque todo lo bello, aún en los momentos más duros, terribles y de terror, de inmensa tristeza, donde solo hay maldad, y por ello, la fealdad del lado más oscuro de los corazones de los hombres, nace lo bello, la confraternidad, la solidaridad, la entrega mutua, el reclamo del don más preciado que es la libertad, esa libertad inalienable de cada persona que, aún encarceladas, no puede ser arrebatada, la libertad de elegir entre la belleza de lo bueno, la fealdad de lo malo...el ansia del corazón del hombre de amar, y ser amado....

     Y en esa libertad, podemos elegir. Elegir hacer el bien, elegir hacer el mal. Y cuando no sepamos si realmente lo estamos haciendo de manera correcta, párate y piensa con la mejor vara de medir, que es la conciencia bajo la regla de Oro: "Trata a los demás como te gustaría ser tratado", y te dará la clave para saber discernir.

     Por eso creo con firmeza, que la mejor manera de "ahogar el mal", es con "abundancia de bien", pero ese bien empieza en nosotros mismos. La paz mundial, empieza por esa "guerra interna y particular de cada uno", ya que sin paz interior, jamás habrá una paz para todos. Cada uno, puede desde su vida cotidiana, hacer un mundo mejor, más bello y menos violento,...una sonrisa a esa persona que nos carga, contar hasta diez para no dar una mala respuesta, disculpar un mal gesto y pensar que hay detrás de cada persona, esa pitada al coche que tenemos delante en un atasco... controlaremos nuestro sentimientos más bajos, para no dejarlos crecer, y así ir dando paso a otros tipos de sentimiento más nobles y hermosos: la empatía, la amabilidad, la solidaridad, la alegría....Llenando un mundo de actos bellos, de belleza invisible, de belleza sutil, donde apreciemos la belleza en los otros y veamos el secreto que guarda la belleza de los actos nobles.

     Porque la vida es BELLA, y bello es el ser humano por su capacidad de amar...

     De dentro hacía afuera, siempre, siempre, siempre.


miércoles, 4 de noviembre de 2015

La piel, ese maravilloso tesoro

Nada hay más bello en el mundo que la piel de un niño. Eso nadie puede discutírmelo.




Cuando veo la cara de mi hijo pequeño con esa piel fresca, radiante, luminosa, sin imperfecciones, tersa y suave... ¡ay, juventud divino tesoro! Y la comparó con la mía, me doy cuenta de los  años que pasan y sobre todo de los estragos en ella: de mi excesos con el sol, de la falta de una buena rutina en su cuidado, de ponerme cualquier "cremita" que pillaba por mi casa o en casa de alguna amiga, de las malas noches sin dormir, de una alimentación a veces no tan sana....un popurrí de barbaridades que ahora a "toro pasado" podría haber evitado con sólo pensar, que mi piel, es un órgano. 
Sí, un órgano,  como puede ser el corazón o un riñón; es más, es el mayor órgano que tenemos y su función es tan importante que de ello depende el buen funcionamiento del resto. Un órgano con memoria, que no nos perdona los excesos, pero con capacidad de auto-cura, un órgano que además es "chivato" de otras alteraciones internas y ni que decir, de nuestros estados anímicos. De hecho, sólo hay que pensar que hay una especialidad médica exclusiva para ella y no hablar, de todos los estudios e investigaciones que existen de la industria cosmética y farmacéutica para ayudar a mantenerla sana.
¿Y por qué os digo esto? Porque si nos paramos a pensar cuáles son sus funciones y el nivel de importancia que tiene, quizás nos concienciemos de su correcto cuidado para que esté lo mejor posible durante toda nuestra vida.

Sus principales funciones son:
  • Protección contra las agresiones externas como, golpes, quemaduras, perdida de agua, gérmenes, polución, agentes químicos, etc. y mantiene la temperatura corporal para que el resto de órganos realicen sus funciones correctamente. 
  • Regeneración: La piel tiene un proceso de regeneración celular de 4 semanas y a su vez elimina las células ya muertas y las sustancias nocivas acumuladas durante el día. 
La explicación es un poco a groso modo, pero mi intención es que veamos que está sometida a mucho estrés durante todo el día, y nosotros, para colmo, se lo ponemos más "dificil" aún, si cabe, ya que si sumamos a todo lo que está expuesta constantemente,  lo poco que nos preocupamos en ayudarla para que le sea más "fácil" su función de protección, como su función de regeneración, quizás empecemos a plantearnos "echarle una mano".
¿ Y cómo hacerlo? 
Apoyando esos ritmos:
  • Durante el día dándole protección solar, antioxidantes para ayudarle a que no se oxide y pueda luchar contra los radicales libres, hidratación para que no pierda agua (el 70% de la piel está compuesta de agua) y evitar tanto la perdida de temperatura corporal como el exceso de la misma.
  • Durante la noche, limpiándola (aunque la limpieza es igual de importante de noche y día, pero ya hablaremos de ello más adelante) para eliminar las toxinas, el exceso de contaminación  y células muertas, y así dejar que los poros "respiren" y esa regeneración que se realiza de noche, se manifieste en las capas externas. Tened en cuenta que uno de los principales signos del envejecimiento cutáneo es la falta de capacidad de "descamación" (vamos, como los lagartos) para eliminar esas células muertas.  Y también le daremos aportes requeridos para ayudar a dar un "empujón a esa maquinaria" para que el sueño sea más reparador.
Y por supuesto, hábitos de vida saludable...ejercicio, sueño, no estrés, dieta equilibrada, no fumar,...

Como veis no es ninguna tontería, pararnos y  pensar cómo estamos cuidando nuestra piel y si realmente lo estamos haciendo bien. Pensar que aparte de ser nuestro mayor órgano, es nuestro vestido más preciado, es el que utilizamos 365 días del año y quizás, no le ponemos tanto mimo y atención como cuando mandamos nuestro mejor traje a la tintorería para que lo traten bien y lo guardamos en la mejor funda para que se mantenga lo mejor durante mucho tiempo. 

Y ni que decir que es nuestra mejor  carta de presentación...nada como presumir de piel sana in "corpure sano", y  sobre todo en "mens sana"....pero eso ya es otro cantar...de eso ya os contaré dentro de poquito....muy poquito....



¡A cuidarnos!

miércoles, 21 de octubre de 2015

Empezando...

Yo siempre he sido de exteriorizar mucho mis estados de ánimo y las cosas que me han hecho feliz...también las que menos me hacen...un defecto como dicen unos y una virtud como me dicen otros...Ahora con los años empiezo a dominar (o eso intento) mis emociones y mi mente, para dar paso a reflejar y proyectar lo mejor de mí al mundo.
Hacia tiempo que quería escribir un blog de belleza donde dar consejos, tips beauty, cuidados faciales...hablar de este mundo, de lo que desde pequeña me ha apasionado; ponerme guapa y poner guapa a otras mujeres y...también hombres....pero durante este tiempo en el cual iba en mi mente surgiendo ideas para este blog, anotaciones, inspiraciones,...a la vez surgía en mí otra inquietud....la belleza tal y como yo la entiendo es el reflejo de una armonía, de una imperfección perfecta, de un minuto y un instante, de las cosas desapercibidas a los ojos, pero si percibidas por los ojos del alma...por lo que mi idea de blog iba cambiando y amoldándose a lo que en mi interior se estaba fraguando....la más absoluta certeza que la Belleza exterior es el fiel reflejo de la Belleza interior de cada persona....Única e irrepetible.

Así que, ¡aquí ando! Este será un blog muy personal....en el cual hablaremos de como el sol daña nuestra piel....pero también de como hay cosas peores que el sol que dañan nuestros fueros internos...y como ya en mis taitantos años, voy aprendiendo a como cuidar mi piel, pero también mi mente...Con lecciones o experiencias de vida, tales como que un corrector de ojos mal colocado puede hacer que todo el mundo te pregunte como te fue el fin de semana de esquí cuando estuviste encerrada cambiando armarios (¿y por qué me lo preguntan hoy por duodécima vez?) o aquellas, de cuando tienes la autoestima, como si hubiera pasado una máquina quita nieves por lo alto y no has esquiado, precisamente....
Un poquito de todo...un poquito de mí.
Arancha